No se me ocurrió título alguno para este post, así que el título se debe a un blanco creativo.
Arrasada se encuentra nuestra sociedad por hechos de violencia de
heterogénea índole. Hombres que queman a
sus mujeres, mujeres que matan a sus hijos, hijos que ven morir a sus padres en
intentos de robo, salideras bancarias y secuestros “exprés”. Los vecinos de
varias localidades se reúnen semanalmente en reclamo de seguridad primero y
justicia después; cientos de denuncias se reciben diariamente en las comisarías
de la mujer; los mapas de la inseguridad tienen cada vez más seguidores,
lamentablemente. Los pasajeros de la tragedia de TBA, que salvaron su vida y los familiares de los fallecidos, aún esperan la actuación de la justicia
respecto de las responsabilidades.
Frente a esta situación, no me queda otra observación que un colapso
socio-cultural y ético. Lo que soslaya esta situación social es la ceguera
voluntaria de nuestra clase dirigente. ¿Dónde surge la delincuencia? ¿Quién nos
protege frente a la inseguridad? ¿Cuál es el motivo de la actuación lenta de la
justicia? ¿Por qué los partidos políticos no toman cartas en el asunto?
Nadie asume responsabilidades, pues ninguno quiere asumir el costo
político de ser garante de una reforma
que responda a las necesidades de seguridad, aplicación efectiva de la justicia
y el correspondiente castigo aquellos que en su delinquir atentan contra la
integridad y la vida de otro ciudadano.
Atroz.
Elizabeth
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