miércoles, 18 de agosto de 2010

¿Lo qué....?

Pepe Eliaschev, periodista desde mediados de la década del 60. Escribe los domingos una columna en diario Perfil. La de este domingo 14/8 titulada “Picapiedras”, es un crudo análisis de los avatares a los que sometemos al lenguaje. O dicho de otra forma, como los medios, en especial en programas periodísticos, vejan nuestro idioma dando más importancia a la repetición que a la reflexión por contenidos y a las omisiones por instantaneidad.
Creo que puedo agregar algo más a dicha columna:
Desde los albores de nuestra existencia, el hombre ha encontrado la manera de organizarse, superarse y dejar un legado, un algo para la posteridad, llámese arte rupestre, jeroglíficos o Biblia Gutenberg.
Más de un tiempo a esta parte, valores y cánones que se han transmitido por cientos de años, que resultaron ser un esqueleto de sostén de esa organización social han comenzado un declive. Podríamos llamar a esta caída osteoporosis comunicativa.
Empezó con pequeñas omisiones, luego se franquearon algunos límites y establecimos modificaciones a lo heredado. Por último hemos deformado la lengua española, por ejemplo, hasta convertirla en una calamidad.
Las palabras: límite, respeto, autoridad, consideración, solidaridad, excelencia, conocimiento, cultura, son actualmente un sonido vago, impreciso.
No solo los medios, omiten, deforman y vacían de contenido. Cada padre que no incentiva la lectura ni habla con propiedad, cualquier docente que hace abuso del sistema y desaprovecha su tiempo frente al aula, o el individuo que no cultiva un poco de sí, de alguna manera contribuye a ese vaciamiento de valores lingüísticos. Atenta contra nuestra forma de ser, de hacernos entender.
Unos 3.000.000 de años de evolución para organizarnos socialmente, 950 años para consolidar el idioma español castellano y 1 minuto para destruirlo en un mensaje de texto (ns vmos sab n ksa/ tkm) o el coloquio de una seria de televisión (tipo como que)
¿Ta claro?