miércoles, 24 de noviembre de 2010

Participación ciudadana III

Las instituciones educativas

Educar no es dar carrera para vivir,

sino templar el alma para las dificultades de la vida.

Pitágoras.

En vías de la conformación de una civilización planetaria, afectada por los medios de comunicación y en medio de permanentes transformaciones, sociales, culturales y políticas, las instituciones educativas tienen un rol fundamental:

Educar para pensar con criterio analítico y sembrar el génesis de la pertenencia social.


Mediante la instrucción de cultura general, más disciplinas que refuercen el análisis racional (y permitan la fundamentación o justificación argumentativa), más la realización de actividades de solidaridad y cooperación social, se le otorga a una gran cantidad de individuos en formación la posibilidad de ser empáticos, o de ponerse en el lugar de otros, e incluso de idear soluciones a problemáticas sencillas.


Como explica Alexis de Tocqueville en “La democracia en América” (1840), los derechos individuales de los ciudadanos se alcanzan mediante tres condiciones:
I. Diversificando la autoridad de los poderes del Estado.
II. Las instituciones educativas como escuelas de formación ciudadana.
III. La libertad de prensa.
En la medida en que el hombre se aísla y se convierte en individualista, se obtiene una masa social sin vínculos, que desinteresada de las realidades circundantes deja lugar libre para los efectos de lo que el autor llama “despotismo democrático”. En otras palabras, son los efectos perniciosos que tiene un gobierno que goza de la apatía y la división social.


Insistir en la educación familiar, y en el realce de los valores cívico-sociales que proporcionan las instituciones educativas, es una garantía en si misma de un pueblo compuesto por personas educadas y responsables, que conforman un tejido social orgánico.