sábado, 26 de febrero de 2011

Es mi integridad, estúpido.

El peor pecado hacia nuestros semejantes no es odiarlos, sino tratarlos con indiferencia; esto es la esencia de la humanidad. William Shakespeare


Disculpen que me meta, que opine y hasta reniegue. Elegí este titulo porque me recuerda a un slogan de campaña política: “Es la economía, estúpido”. Frase que el asesor de campaña de Bill Clinton, James Craville utilizó para subrayar una de las prioridades del pueblo. No hace falta que lo diga, pero Clinton ganó las elecciones de su primer mandato más del 40% del electorado.

Ahora, cambiando de cuestión, y yendo a lo que voy, el tema que me quita el sueño por nuestros días es violencia doméstica. Por lo tanto me pongo seria, porque tal vez nuestra existencia, no sea gran cosa, quizás para muchos pase inadvertida, incluso sepamos de primera mano que alguien no nos quiere. Pero nuestra vida, nuestra integridad, nos pertenece solo a nosotros.

Paola Silva F. – Psicóloga- define a la violencia doméstica o intrafamiliar como aquella violencia “que tiene lugar dentro de la familia, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio, y que comprende, entre otros, violación, maltrato físico, psicológico y abuso sexual. (…) es un modelo de conductas aprendidas, coercitivas que involucran abuso físico o la amenaza de abuso físico. También puede incluir abuso psicológico repetido, ataque sexual, aislamiento social progresivo, castigo, intimidación y/o coerción económica”.

Ninguna de estas circunstancias es halagadora, los vínculos familiares son en general complejos, destructivos y no afecta solo a la pareja o a quienes ejercen el abuso y a quienes son abusados, sino a todo el círculo familiar.

Los casos que pueden presentarse son casi tan heterogéneos como personas hay. Y si bien, en estos días escuchamos y vemos que una mujer murió por los golpes que le propinó su pareja, o luego de una dolorosa agonía porque la rocío con un combustible, acto seguido la prendió fuego, o que un hombre abusaba de su hijastra en presencia de su esposa y con permiso de ella… estas situaciones, no pueden ser tomadas como algo natural. No lo son. No hay un nivel de violencia que sea constructivo, sano o didáctico. Sin importar lo que piense el/la perpetrador/a, mucho menos el abusado.
Quien es víctima de algún tipo de violencia doméstica o familiar, interioriza la situación como habitual. Son frecuentes los golpes, el abuso sexual, los gritos, las intimidaciones, incluso la cohesión habitacional a través del mensaje diario, me atrevo a llamar subliminal.
El círculo afectivo de la victima es cada vez más estrecho, realizan muy pocas actividades sin la indulgencia o permiso del que inflinge intimidación, se esfuerzan en aparentar normalidad, incluso es posible que se les pida “la rendición de cuentan diaria”: ¿Qué hiciste? ¿Durante cuanto tiempo? ¿Con quién? ¿Cuánto gastaste? ¿Con quién hablaste? Preguntas que en un ambiente sano y de respeto son habituales y necesarias para articular y armonizar la convivencia, en hogares violentos forman parte de un mecanismo de tortura psicológica.

Muchos menores de edad en situación de abuso por parte de un adulto, están acostumbrados a la mecánica y dinámica de la misma. Pues no importa lo que hagan, cuanto se esfuercen o que no se quejen, nada alcanza. Se cuestionan que alguien los ame o los comprenda e incluso naturalizan la violencia luego de mucho tiempo de expuestos a ella, reaccionado con retraimiento o más violencia.

Durante el año 2010 se recibieron más de 20.000 denuncias en las Comisarías de la Mujer de la Provincia de Buenos Aires, cifra que supera a las del 2008 y 2009.

Solo en enero de este año se registraron 7(siete) muertes de mujeres, a quienes sus parejas las quemaron vivas, todas fallecieron luego de agonías breves inducidas al coma o prolongadas y dolorosas.

He recabado algunos testimonios, de personas que prefieren el anonimato. Frases típicas de quienes abusan de un familiar, en cualquier grado del vínculo. Personas que llegada su vida adulta comprendieron que necesitaban ayuda o en algún momento de su madurez tuvieron las agallas para enfrentar el maltrato.

Testimonio 1:
“Tus amigas te utilizan, tu familia no te quiere. Nadie te valora, el único que te quiere soy yo. Vos sin mi no sos nada así que si pasas esa puerta, más vale no vuelvas”
Testimonio 2:
“Podes hacer lo que quieras, podes trabajar, estudiar…pero elegí. Tu carrera o tu familia”
Testimonio 3:
“Vos no querés a mami. Si me quisiera harías lo que te digo, como yo te digo y cuando te digo. Por eso no te mereces que mami te quiera”
Testimonio 4:
“Vos tenés la culpa. Si te trata mal, es que algo le hiciste”.

No importa la forma, el lugar ni la hora. La violencia familiar y de género son un flagelo de nuestros tiempos, y se perfeccionan con el hábito de quien abusa y el silencio de quien sufre.


Si sospechamos que una persona cercana es víctima de algún tipo de violencia podemos ayudarla. Escuchar lo que tiene para decir es el primer paso. Listo aquí algunos organismos que prestan asistencia legal y/o psicológica:

Comisaría de la Mujer 0800-888-6462 (línea gratuita)

Asistencia Integral a la Víctima de la Procuración General de la Nación 4951-2912 / 2180 / 4954-8415 / 4952-9980

Centros del Plan Social de Asistencia Jurídica y Mediación Comunitaria del Ministerio de Justicia 4382-3249. Lunes a viernes de 10 a 18 hs.

Consejo Nacional del Menor y la Familia 4338-5800 (int. 5840)

Oficina de Atención de Emergencias Sociales de C.A.B.A: 4323-8000 int. 4392

AVIVI (Asociación de Ayuda a Victimas de Violación-asiste a menores) 4890-0672.

Si quieren contribuir activamente, hay un apartado de amnistía internacional en el que pueden anotarse y firmar una petición: “Plan de Acción de 14 puntos contra la Violencia Doméstica”, les dejo el link:
http://www.amnesty.org.ar/actua/firma-acciones/argentina-violencia-domestica

"Tengamos fe que la razón es poderosa; y con esa fe, avancemos hasta el fin, haciendo la parte que nos toca, siguiendo siempre la verdad" Abraham Lincoln.
Hasta pronto, Elizabeth!