miércoles, 15 de septiembre de 2010

Conciencia

Esta tarde al llegar del trabajo me encontré una carta en el tapial de mi casa. Al principio pensé que sería un volante más, pero me tomé dos minutos para leerla y me llevé una grata sorpresa: NO ESTOY SOLA EN MI PENSAR.
La carta pertenece a una agrupación llamada CONCIENCIA. Un párrafo de la carta da la definición según el diccionario de la Real Academia Española, otro dice más o menos así: "trabajar a conciencia, partiendo de la realidad, buscar objetivos posibles; concretar atendiendo lo urgente" (...)


Tengo un sentido crítico (casi herido de muerte) de la realidad que nos rodea. Realidad o contexto, que por más que parezca igual para todos, no es equitativa con nadie. Ella se toma atribuciones varias, hoy desabastece una sala de primeros auxilios, mañana una escuela de frontera.
Cansada de tener mil ideas dando vuelta en la cabeza, de escribir cartas de opinión a programas de radio, reflexiones acerca de nuestra vida cotidiana...no solo la mía. La que veo en el colectivo, en el supermercado o el noticiero, sentía que tenía que hacer o decir algo. Llegar a alguien. Fue así que me puse manos a la obra y abrí este blog de opinión.


Una vez una amiga me preguntó ¿por qué hartazgo y esperanza? Porque el primero es el que me dominó el último tiempo. Me harté, lisa y llanamente. De que suban los precios; que negocien con nuestra salud; que hipotequen el futuro (de los hijos que aún no tengo); de viajar apretada en unidades que no deberían estar en circulación; de la cantidad astronómica de robos y desventuras, que aquejan a personas comunes en el trayecto trabajo-casa; sin mencionar la programación de los canales de aire, culturalmente pobres y prostibularia en el género; de un gobierno que opta por ignorarnos con los ojos abiertos; también del congreso que habla mucho y resuelve nada; por añadidura de un gobernador sin carácter; del patoterismo de los gremios; de la violencia que se trata de naturalizar; estoy hasta la coronilla del libertinaje y el garantismo con la delincuencia.
De momentos se me ocurre que podría seguir con esta lista, pero me niego. Me resisto a pensar que este escenario no tiene remedio o posibilidades de mejora. Tengo ESPERANZA.

Escuche decir muchas veces, demasiadas diría, "este es el gobierno que nos merecemos". Pensemos en frío ¿realmente nos merecemos esto? Me refiero a ser ignorados, que se degrade diariamente la educación, la salud pública, el respeto por la autoridad. Que la justicia sea una idea abstracta de aplicación intermitente. Los menores de edad hacen, como decía mi abuelo, "lo que quieren". Cortan calles, rompen, queman, violan, matan. También entran y salen de las comisarias. No recuerdo cuando fue la última vez que un organismo de gobierno, haciendo uso de las potestades que detenta, desarticuló un corte de calle, arrestó a miembros de organizaciones de choque armadas con piedras y palos, o se responsabilizó a alguien si durante una protesta callejera se destruyó propiedad pública o privada.

La CONCIENCIA (social, cívica, ecológica...) que los miembros de CONCIENCIA mencionan, es la que todos los días me dice...que por más agotada que esté en mis ideales (en cierto modo románticos), son mis valores morales los que me sostienen. Vivo en un país que amo. Patria con potencial de desarrollo y los recursos humanos para llevarlo un paso adelante. Tengo el anhelo de que quien quiera que esté al frente del gobierno nacional, hacia el futuro inmediato, no perderá de vista a nuestra gente, analizará prioridades y posibilidades. Crearan fuentes de trabajo, de ocupación genuina, para limitar los planes sociales a quienes que no estén en condiciones de sustentarse por sí solos. Invertirán más en educación, para que los padres e hijos de mañana sean personas de bien, criteriosas y productivas. Porque al país hay que sostenerlo economicamente, y esto no se logra sin trabajo, inversiones y seguridad jurídica.

Soy conciente de mi esperanza de cambio, pretendo un país mejor, social, cultural y productivamente hablando.

Elizabeth.