lunes, 25 de abril de 2011

REMEMBRANZA

¿Cuánto tiempo toma el olvido? ¿Podemos calcular el tiempo que lleva hacer borrón y cuenta nueva? Nos enfrentaríamos al hecho de que tratar de olvidar significa sin defecto, recordar también.
Frente a la partida de un ser querido nos preguntamos con violencia ¿por qué? o como diría Tennyson “la Muerte me provoca: La ira se asienta en mi corazón; Ella distancia de tal modo los cuerpos Que a nuestros oídos no llega ningún lamento”.

Pero solo a veces, esa partida beneficia más a quien se va, que a quien se queda. A un mundo de distancia, dejan de importar esas minúsculas diferencias generacionales, ideológicas o de hábito que nos sacaban de nuestras casillas, y recordamos, para nuestro bien los pequeños lazos, por poco invisibles que nos hacían familia. Entonces la presencia, impalpable, se presiente y nos reconforta, mientras comentamos alguna memoria reciente.

Cierro esta breve publicación con un fragmento del libro El Profeta de Khalil Gibrán:
“Porque permanecer aquí, a pesar de las horas cálidas de la noche, es congelarse y cristalizarse, y quedar ligado a la tierra, con pesadas cadenas. Gustoso llevaría conmigo todo lo que hay aquí, pero ¿cómo lo haré? Una voz no puede llevarse consigo la lengua y los labios que le dieron alas. Sola debe hendir el espacio. El águila, al volar al encuentro del sol va sola, sin su nido.”

Hasta la próxima, Elizabeth.

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